martes, 13 de noviembre de 2012

NOCHES DE TORMENTA



Ella mandó un mensaje por el móvil sobre las tres de la mañana, cuando regresaba. La velada en casa de Samuel había sido inusitada, solemne y seductora. Sentía mucha curiosidad por él y su entorno. Llegó y todo fue un enlace infinito de coqueteos hasta llegar al desenlace. Poco importó su hábitat.
¿Por qué sentía tanta atracción por alguien que aparentaba ser corriente y con un trabajo aburrido? Tal vez era su melancólica mirada aunque en esta noche sus ojos le titilaban.
Pasear a esas horas bajo la leve lluvia tras la tormenta era una delicia, despertaba en ella su instinto más primitivo. Estaba exultante. Samuel no le había decepcionado en la cama, en absoluto. Tenía la sensación que hacía tiempo que no estaba con una mujer, demasiada ansia.
El aire fresco inundaba los pulmones. Sería estupendo retozar en el agua como en “Bailando bajo la lluvia” pero con el vestido y los tacones era una lástima. Se imaginó dando saltos en los charcos, las gotas bañando su rostro y mojado el corazón de ternura. Pensándolo bien nadie de todas las aventuras que había tenido le había hecho sentir así. Desde el primer día la química surgió, lo más insospechado.
Le he dejado adormecido en su cama. No me gusta dormir con mis conquistas que casi siempre suelen ser de una noche. Aunque Samuel es diferente, él ya ha tenido su historia y yo soy demasiado joven para atarme a una. Es la mejor de las expectativas cuando no se espera nada, nada te puede decepcionar. Todo lo que se recibe asombra, enaltece y encandila.
Oigo los tacones de mis zapatos salpicar sobre el agua, el sonido se amortigua. No estoy sola otro sonido atenuado suena más lejos, tras de mí. Comienzo a inquietarme. Tras diez minutos los pasos desconocidos siguen coincidiendo con mi ruta. Demasiada casualidad. Conozco bien toda la zona. Tuerzo a la derecha en la siguiente calle, me quito los zapatos y corro hacia una pequeña calleja también a la derecha donde hay un pub que suele estar abierto hasta la madrugada.
Entro precipitadamente con los zapatos en la mano y los pies mojados. Parte del personal que está en la entrada se me queda mirando. Recupero la compostura y ávida me dirijo a una mesa libre en un rincón donde puedo ver la entrada. El camarero se acerca y le pido un gin-tonic. No quito ojo de la puerta. Se abre y un hombre de cabello pelirrojo entra colocándose la camisa ¡Dios Santo, Samuel! Pienso para mí misma. Con una sonrisa maliciosa se dirige hacia mi mesa tras localizarme.
- ¿Se puede saber que hacías persiguiéndome?— intento poner semblante de enfado pero me es imposible, la situación es tan ridícula— Pensé en apuñalarte cuando doblaras la esquina.
- Me apetecía seguirte cuando me has dejado abandonado en la cama—divertido— Ignoraba que eras tan peligrosa. Por favor otro como el de la señorita— dirigiéndose al camarero.
- Pensé que alguien me seguía con no muy buenas intenciones— estoy ya relajada— aunque he de decirte que me defiendo bastante bien.
- Ahora ya enserio. Te dejaste la cruz de cristales rojos en casa. Te iba a llamar para dártela pero cuando te vi dando saltitos por los charcos y canturreando decidí observarte por un rato. Hasta que me has dado esquinazo.
- ¿Estás seguro de que sólo me querías dar mi colgante o es que querías saber a dónde me dirigía?
- Nena no pienso dejarte escapar esta noche aunque te tenga que perseguir hasta el infinito. Si tienes por costumbre no dormir con tus conquistas pasaremos la noche en vela corriendo por las esquinas, con un gin-tonic o esperando el amanecer. Pero no te va a ser tan fácil deshacerte de mí.
- ¡Touché! Por cierto no son cristales rojos, son rubíes. Esa cruz aunque pende de una cinta de raso negra es más valiosa de lo que piensas.
- ¿Regalo de una de tus conquistas?— de nuevo con una sonrisa maliciosa.
- Algún día te contaré su historia.

Ambos toman sus respectivas copas y beben la ginebra con tónica que les han servido. La duda flota en el ambiente ¿Olvidó ella su cruz de rubíes? ¿Él decidió seguirla para devolverle su colgante? ¿La cruz es una joya valiosa o una reliquia excepcional? Ante ellos muchas incógnitas, apariencias que ocultan la realidad y el comienzo de una aventura con tintes románticos, pasión y tal vez, algo de peligro.