miércoles, 14 de enero de 2015

¡HASTA PRONTO!


“Si las puertas de la percepción fueran limpiadas, todo aparecería ante el hombre tal como es: infinito.” William Blake


Está lejos, muy lejos. Me ha enviado unas fotos desde apartadas tierras. Debe de hacer mucho frío, jamás le vi tan abrigado. A veces pasea por el jardín lleno de escarcha en mangas de camisa y cuando entra a la casa desprende calor sobre una piel gélida. Su rostro anguloso y marcado es peculiar, con una mirada ártica rodeada de fuego en los cabellos. A pesar de su robustez, siempre me ha parecido una bondadosa alma en un cuerpo hercúleo. No he querido acompañarle pero pretendo imprimir cada sentido, cada ademán, cada costumbre de él.

Mi maleta está preparada y, entremedias de mi equipaje, una camisa suya. El olor me evocará su presencia y me ayudará en aciagos momentos. Me marcho, no puedo exponerle a mis intrigas además de que me han descubierto. Entré donde él dirige el departamento de investigación y desarrollo. Hace meses que recabé la información necesaria para mis mecenas. Hace meses que debería haberme marchado. Me dedico al espionaje industrial como mi abuela que acechó al enemigo en la última gran guerra. Lo llevo en los genes y, como ella, me enamoré de uno de mis adversarios.

Sé que los caminos volverán a cruzarse. Ambos abandonaremos nuestros círculos para buscarnos en el momento preciso. Por encima de las circunstancias el destino está presente en las existencias. Cuando nos miramos por primera vez supe que ya en otras vidas compartimos hábitos, nos conocíamos. Sé que él también presintió la cercanía.

Tal vez los cuerpos se hicieron uno cuando yo era una hechicera en el siglo XVII y él un Capitán testarudo de alta alcurnia de Toledo; o cuando fui la encargada de un castillo escoces y él un mozo de cuadras. Tengo sueños o reminiscencias pero ambos somos los protagonistas de ellos.

Lo único que me lastima son las consecuencias que le deparen mis actos. Tarde o temprano entenderá que los dirigentes son diferentes personas pero siempre con el mismo traje de codicia y traición. Mis pesquisas sólo tenían el propósito de acercarme a ti y ambos lo ignorábamos.

Anhelo sus grandes manos recorriendo mi cuerpo, su respiración agitada sobre mi nuca pero esos recuerdos me mantendrán. Y así el tiempo pasa sobre los raíles que me alejan de París, de él. Ese sonido monótono y continuo que da sopor en el tren y que a mí me llena de una nostálgica tristeza. Se hará muy largo el viaje, la ausencia.