“La literatura está llena de aromas” Walt Whitman
Todos los días el mismo recorrido. Suelo pasar por el
obrador de mi amiga Elena y, por supuesto, le compro el pan y algún capricho
dulce cuando regreso a casa. Hoy me ha ocurrido algo inusual y que apenas
recordaba. Había a la puerta del obrador un coche de un amarillo pastel que,
junto con el aroma a pan recién horneado, dulce y tostado, trajo una imagen que
hacía tiempo no evocaba.
Cuando era pequeño, unos cinco o seis años, todas las
mañanas, se oía el pitido del coche del panadero en la calle. La mayoría de las
vecinas bajaban a la par. Un Renault seis amarillo pálido, con el portón
trasero abierto, exponía cestos de mimbre llenos de pan recién hecho junto con
galletas rizadas de tahona y magdalenas. Guille, un hombre delgado y de sonrisa
amable, nos recibía y a todos los pequeños nos obsequiaba con una de sus
galletas doradas y a rayas que tanto me gustaban y me siguen gustando.
Y es que ese momento de parloteo entre vecinas, risas entre
amigos, envuelto por el olor a pan eran un instante de placer indescriptible.
Ahora en mi recuerdo percibo algo que entonces en mi inocencia no veía, y era
el flirteo amable del panadero con mi madre. Su efusivo saludo ¡Buenos días, Lola!
¿lo de siempre? Seguido de su caricia en mi ensortijado cabello y acompañado de
la galleta.
Después llegaron las panaderías y hoy nos decantamos por los
obradores que con el mismo aroma nos reciben, pero han perdido el encanto de
bajar a la calle y compartir con la vecindad aquellos instantes que nos llenan
el alma de entrañables recuerdos
Así pues, hoy a Elena le he pedido una bolsa de galletas
rizadas. No me he resistido a la tentación de ir por la calle comiéndome una
galleta con una sonrisa bobalicona y la mente volando hacia la ternura de la
niñez. Hace tiempo que supe que Guille, tras unos años con la memoria perdida, inició
su último viaje, dejando su legado, un obrador. Vayan por ti amigo mis
recuerdos, por tantas y tantas mañanas de instantes dulces y tostados. Tal vez
en aquellos lejanos lugares sigas repartiendo pan con tu sonrisa.