miércoles, 30 de junio de 2010

LIBERTAD





Mi cuerpo tiembla, el miedo me inunda y los nervios me hacen presa del pánico, apenas pude dormir. Me miras con una gran sonrisa, como el que mira a un niño cuando por primera vez pedalea en su nueva bicicleta y aunque lleva las ruedecillas pequeñas a ambos lados que evita que pierda el equilibrio, no deja de sentirse inseguro; así me siento, como ese niño, me agarras la mano con fuerza para darme coraje. Creo que no podré hacerlo.

De pronto aparece en escena Faraón, altivo, sereno, con sus ojos grandes, negros, llenos de dulzura y a su vez severidad. Es un ser soberbio como su propio nombre, no es estilizado como otros de su raza pero si recio, poderoso, de color azabache intenso. Caigo rendida a sus pies, me ha seducido.

Llegó el momento, me acerco a él y le acaricio. Responde con un leve giro de cabeza hacia mí, invitándome a cumplir el reto. Complicado llevar a cabo el desafió pero ya hay cuatro manos amigas para tirar de mi cuerpo, tú te has encargado de que nada falle ¡Allá vamos!

Ya sobre la grupa del caballo, siento que pierdo el equilibrio y caigo, incluso hasta la vista se me emborrona, no puedo hacerlo. Entonces te subes también a su grupa, tras de mí, rodeas mis brazos con los tuyos, ambos agarramos las riendas y comenzamos a cabalgar muy despacio, parece como si tú y el caballo fuerais uno y supierais de mi miedo; es entonces cuando dejo de temblar, mis temores se desvanecen, rozo mis manos con tus manos y mi alma se anega de libertad.

Abandonada mi silla que me acompaña en el día a día, con la que me siento protegida, me muevo y también, en muchas ocasiones, con la que es una traba, por los obstáculos que la impiden cruzar una puerta o subir un escalón. Veo como se aleja según Faraón va aligerando el trote.

Somos uno, tú, el caballo y yo. El viento acaricia mi cara y el bosque que lejos pinta el horizonte se va acercando. Un estallido de placer me inunda, me habéis conquistado. Tu Faraón has sido el humilde instrumento para alcanzar mi sueño. Los tres cabalgamos durante una hora que es un universo en un momento, satisfacción, sensualidad. La sirena sobre el centauro, una quimera hecha realidad. Hacer el amor al galope, éxtasis del alma. Jamás olvidaré lo que siento.

¿Qué es libertad? Es sentir las crines al viento de un noble ejemplar rozándome. Es abandonar la silla de ruedas por un tiempo y percibir el movimiento en mi cuerpo. Me has dado la seguridad que me faltaba, ofreciéndome tu mano y extirpando el miedo. Gracias por los que me han subido a tu grupa, por correr por el bosque utilizando tus patas como si fueran mis piernas. . .

Gracias por tu empeño en hacer realidad mi sueño y por tus manos.

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